Y un faro



Hay una cosa que abre la película de Agnès Varda. Dice algo así como que si cada persona pudiera abrirse, deberían estar dentro de ella todos los paisajes: ´el paisaje de tu vida`. También dice que si la abrieran a ella, estaría el mar.

No se si lo dice, o si lo imaginé. No se si era el mar, o la playa. La playa es mucho más que mar, porque es el hábitat del mar. Aún del mar más grande. De última, los recuerdos son las cosas que pasaron, más lo que uno cree haber pasado, más lo que uno recuerda de todo eso.

Si me abrieran a mí, no sé. Habría arena. Habría agua. Pero eso no es un paisaje. No tengo paisaje. Habría elementos. Dispersos, desparramados, fragmentos de elementos de fragmentos de paisaje. Seguro no habría estepa sola. Ni pastos salados, ni gramíneas. Seguro habría agua, pero no de río, no de mar. Agua de canal. Mojarras. Renacuajos bebé. Aloe, menta. Tal vez manzanas, pedacitos de chacra y la vez que aprendí a distinguir una granny de una golden que no es lo mismo. Manzanas de navidad. Un poco de playa, pero sin arena. Un estuario lleno de barro y de cangrejos. Y un faro.

1 comentario:

Ana Miravalles dijo...

Esto que escribiste, CAro, es RELINDO, lo leí hace unos días, lo vuelvo a leer ahora y vuelvo a sentir el agua verdosa del canal en la piel, sí, con mojarritas y renacuajitos...

y el faro?